jueves, 20 de septiembre de 2007

Mil años migrando por un proyecto de vida

Por:Fernando Avendaño
Ciudadanos bolivianos trabajan en una quinta en Argentina, hace tres años. La ola de migraciones de cochabambinos al país del sur tuvo su auge en los años 60. Los Tiempos
“Creo que hemos nacido para migrar”, dice Diógenes Escóbar, originario del valle alto, citado por Leonardo de la Torre en su libro “No llores prenda pronto volveré. Migración, movilidad social, herida familiar y desarrollo”. En otro pasaje del libro, Abdón Linares, de Arbieto, dice que así como en Argentina los niños aprenden el fútbol desde chiquitos, en el valle alto, los niños crecen sabiendo que un día tienen que migrar.
Es que si los cochabambinos tenemos fama de migrantes, tampoco es “per se”, como dice José Gordillo, economista y doctor en historia, para quien la cualidad migrante del cochabambino responde, entre otros aspectos, a factores sociohistóricos, que crearon condiciones para que se den estas circunstancias. Para Gordillo, un hecho fundamental ocurre en 1470, cuando el inca Huayna Kapaj traslada a 14 mil mitimaes aymaras y otros 40 mil del actual Perú a Cochabamba a sembrar los cultivos de maíz del inca. Estos últimos no sólo implicarían un intercambio cultural, sino que también traerían consigo el idioma quechua, que después terminó tomando posesión definitiva en el valle.
Durante la colonia, el agricultor cochabambino, considerado mestizo, se insertó en el mercado agrícola, de un modo tal que no ocurrió con el campesino del altiplano. Ello, refiere Gordillo, hizo del cochabambino un campesino movedizo, migrante, adelantado a los otros campesinos del país.
De la Torre agrega que en este tiempo se da el nacimiento del piquero, un agricultor independiente que puede hacer viajes para los intercambios agrícolas.
Según Gordillo, esto no sólo provoca que el campesino en Cochabamba adquiera un poder adquisitivo, como para comprar la tierra al hacendado, sino que también origina el nacimiento de la clase campesina cochabambina y se establecen redes de migraciones. Estas redes seguirán vigentes con la República, donde serán notorias las migraciones a las minas de Llallagua y Uncía. Y, tras la Revolución Nacional (que dio tierras a los campesinos, pero no inversiones), el éxodo irá a Argentina, con la peculiaridad de que el migrante cochabambino podía volver a su tierra varias veces al año.
A partir de los 70 y los 80, llegarían las migraciones más traumáticas, que no permitirían un retorno tan inmediato: Estados Unidos, Venezuela, Brasil, España, Israel, Italia, Japón y otros.
Si bien para De la Torre, la migración cochabambina es una dinámica constante, la última ola a España sí marcó un fenómeno por las ingentes cantidades de viajeros hasta que en abril de 2007 entró en vigencia la visa a Europa. F
Redes
El agricultor cochabambino se insertó temprano en el mercado agrícola, compró tierras y creó redes sociales que facilitaron los flujos migratorios
PROGRESO
Campesino adelantado a su tiempo
El campesino cochabambino era un mestizo adelantado a su tiempo, migrante y comerciante. Fue tomando poco a poco la tierra, y la Revolución del 52 fue casi sólo la conclusión de un proceso que se gestaba desde antes.
MOVILIDAD PERMANENTE
Para el economista y doctor en historia José Gordillo, en Cochabamba no se puede hablar de una migración unidireccional, sino de un movimiento permanente en el valle, donde las poblaciones circularon y se superpusieron varios cambios de mentalidad.
El campesino cochabambino fue pionero en la inserción a los mercados agrícolas, adelantándose a los campesinos de los otros departamentos. “Migración, mestizaje e inserción al mercado fueron un proceso temprano en Cochabamba. Muchos autores creen que constituye el nacimiento de la clase campesina en Cochabamba”.
Para Gordillo, la revolución del 52, que pudo haber hecho de los campesinos cochabambinos una nueva élite, no llega a crear una clase social productiva, sólo sirve como colchón político. Esa situación, más las migraciones de ida y vuelta, y en una situación de permanente cambio, ha hecho que no exista un proyecto regional. “No hay identidad simbólica cochabambina”, agrega.
DIEZ GRANDES HITOS DE LA MIGRACIÓN EN COCHABAMBA
Preincaica Omereque en Tiwanaku
Hallazgos en Tiwanaku de cerámica Omereque (actual provincia Campero), hacen suponer que culturas del valle llegaron hasta el imperio de ese entonces. Las investigaciones sobre migraciones o intercambios comerciales son aún incipientes debido a la ausencia de registros, pero ya dan pautas de los flujos migratorios.
Aymara Mitimaes en el valle
Tienen rol importante en la historia los mitimaes, que llevaban del valle y de las regiones subtropicales maíz, carne, fruta, coca y madera a las regiones andinas y la costa, de las que a su vez recogían pescado, sal, papa, chuño, quinua y carne de llama. De esta forma, podían hacer intercambios de pisos ecológicos.
1470 Migracionesincaicas
El inca Huayna Kapaj dispone, 32 años antes del descubrimiento de América, el traslado de 14 mil aymaras y 40 mil quechuas al valle cochabambino para la siembra del maíz. Poblarán Cala Cala y Queru Queru. Con estos traslados, el valle, que antes era aymara, comienza a adoptar el quechua como idioma.
Colonia Campesinos comerciantes
Cochabamba se convierte en un gran espacio de rotación de población considerando que se trata de una zona agrícola. Se llevan productos al altipano y a la costa. A la vez recibe campesinos del altiplano, que escapaban de la mita y aprendían el quechua. El cochabambino es campesino mestizo, inquieto y migrante.
Inicio XX Éxodo a las salitreras chilenas
En la época republicana, el campesino cochabambino confirma su adelanto agrícola comercial. A inicios del siglo XX, cochabambinos sufren la “Masacre de Iquique”. Los campesinos retornantes, conocidos como “rotos”, traen lógicas obreras y sindicales. A algunos pueblos del valle, también traen la pelota de fútbol.
Años 40 y 60 Vallunos en Argentina
Durante los años 40, el éxodo tiene como destino las minas de Llallagua y Uncía, que estaban en auge. Las migraciones a las zafras de Jujuy (Argentina) ya ocurrían desde el siglo XIX, pero entre los años 60 y 80, los irrumpen en Buenos Aires, donde son requeridos en tareas de construcción, servicios y manufactura.
1972-1977 Venezuela y Brasil
El boom del petróleo en Venezuela motiva a cientos de cochabambinos, a migrar a ese país, sobre todo para la construcción. Otras migraciones menores ocurrirán en 1991 a Israel, especialmente de Cliza y Punata. Y también en la década de los 80, un nuevo contingente a Brasil, sobre todo en talleres de manufactura.
Años 80 Sueño americano
Estados Unidos es La Meca del migrante cochabambino, no sólo del que habita en Bolivia, sino también de migrantes que ya estaban en Argentina. La ola seguirá, aunque con menor fuerza, hasta el 2000. Según datos divulgados por el PIEB, hay 300 mil bolivianos en Estados Unidos, el 70 por ciento cochabambinos.
1985 Relocalización de las minas
El decreto de relocalización de Víctor Paz Estenssoro de 1985 genera inmigración de mineros hacia otros departamentos del país. Los receptores son Cochabamba y Santa Cruz. Se trata de un grupo que pese a contar con algún capital no tiene una mentalidad industrial y se inserta sólo en comercio y servicios.
1999-2007 El sueño europeo
A partir de 1999 se da un boom de migraciones hacia los países europeos, sobre todo a España, donde se calcula que hay más de 400 mil bolivianos, la mayoría cochabambinos. Otros sitio de llegada importante es Italia. Esta ola tiene su auge en 2006 y es abruptamente disminuida con la exigencia de visa de la comunidad europea.
Análisis
Tomar la “chaqanchada”
La cualidad migratoria del cochabambino no puede explicarse únicamente en función a parámetros de la oferta y la demanda laboral mundial. Los que deciden migrar no lo hacen por causas meramente racionales, sino que también existen presiones del entorno familiar y comunitario. Cada uno tiene un pariente que ha migrado antes y los niños crecen sabiendo que un día tienen que migrar.
La migración de los cochabambinos tiene que entenderse a partir de la legitimación de un proyecto de éxito y realización a costa del dolor de la separación y buscar las “verdaderas condiciones de cambio de vida”. Los que migran lo hacen porque buscan una nivelación de vida. Para ello, toman la “chaqanchada”, esto es, el senderito que la comunidad ya conoce para llegar de forma más rápida al objetivo. Por este caminito van los paisanos y se crean las redes sociales de migración.
No hay élites
José Gordillo, historiador
La vocación histórica del cochabambino migrante aún es muy fuerte. Cochabamba recibe y despacha mucha población. Esta región es un centro donde circula gente y circulan ideas.
El campesino cochabambino fue muy adelantado a su tiempo y tuvo en el 52 la oportunidad de tener el control político y simbólico de la sociedad, pero ello no ocurrió porque el MNR lo utilizó más como colchón político. Los inmigrantes relocalizados que el 85 llegaron a Cochabamba tampoco tenían una mentalidad industrial. Las nuevas migraciones y las remesas de alguna manera reposicionan al campesino, pero de ninguna manera constituye esto una reconfiguración de nuestra estructura productiva. No crean un sistema de producción, sino de consumo. En qué quedará todo esto. No sabemos todavía. Tal vez esté emergiendo una nueva elite, pero aún no se la vislumbra.

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