jueves, 20 de septiembre de 2007

Tras el sacrificio, días de gloria o de nuevos fracasos

APUESTA Pasar el control migratorio para llegar a España no es garantía de éxito; muchos vuelven con los bolsillos vacíos

Por:Katiuska Vásquez
1. Bolivianos en la discoteca Primera Línea, en Madrid, hace unos meses. Fotos: Isabel Terrazas
Al retorno del viaje, el migrante tiene una mezcla de sentimientos. Los que hallaron un trabajo regresan con una maleta llena de planes y euros. Las mujeres son las primeras en invertir sus ahorros. La mayoría levanta un negocio que le permita quedarse en casa, por lo general, una pulpería.
Una tienda surtida, es la que abrió Ruth, que volvió a Cochabamba para escribir las páginas del reencuentro familiar, que incluye sellar la alianza con su pareja ante Dios en noviembre. A diferencia de los hogares heridos por el éxodo, ella halló una familia más fortalecida y a una pareja más identificada con las responsabilidades del hogar.
En las últimas semanas, ha intensificado la construcción de los tres cuartos que componen su casa.
Aunque a momentos debe optar por materiales de segunda clase, eso no empaña su ilusión de tener un techo propio.
En cambio, otros migrantes, como Wálter, deben lidiar con el desempleo en Bolivia. Él regresó al país después de probar suerte por tres meses en Italia, pero, como muchos varones, sólo constató que en Europa hay más espacio para las mujeres.
El trabajo para los varones es fugaz y, a menudo, deben quedarse en sus hogares al cuidado de los hijos, dependiendo del salario de su pareja para sobrevivir.
Sin embargo, quienes regresan con las manos vacías, no renuncian a su “sueño europeo”, impulsados por concretar grandes proyectos familiares como la casa propia o un negocio que les permita subsistir en Bolivia. En este grupo, aparecen mujeres que están al frente del presupuesto familiar. F
Éxitos
Hace una década que “el sueño europeo” comenzó a echar raíces en la Llajta. Hoy los primeros emigrantes vuelven y destinan sus ahorros a la construcción, los estudios y el comercio
Misión cumplida. Al cabo de dos o tres años, los migrantes retornan al terruño y, tras el reencuentro, empiezan a saborear el fruto de su esfuerzo. Las “eurocasas” ocupan el primer lugar en la lista de prioridades de los recién llegados. Los euros son la llave para comprar el terreno soñado o ampliar la casa. Con el dinero en mano, la ilusión del techo propio cobra forma en un proyecto, en muchos casos, soñado por décadas.
Ruth es una de las migrantes que retornó antes de lo previsto, pero con los ahorros suficientes para hacer su casa, abrir su tienda, costear estudios universitarios de su hija y preparar su boda.
Después de 15 años de unión civil, nunca pudo llegar al altar. Los escasos ingresos de su hogar provenientes de la renta de un taxi eran insuficientes para cubrir los gastos de un casamiento.
Hace un año, se marchó a España y se estableció en Sevilla, donde cuidó a una anciana. Su internado se acabó a los 12 meses y la familia que la contrató le aconsejó que volviera a Bolivia. Así que le ayudaron a comprar el pasaje y le obsequiaron 3 mil euros, con lo que sus ahorros se multiplicaron.
Promesa
“Su esposa es una más de la familia”
Lidia, migrante en Mallorca
Los bolivianos que llegan a buen puerto se roban el aprecio de los españoles. Ése fue el caso de Lidia, que se marchó en 2006 a Mallorca (España). Como muchas, ahora está al servicio de una mujer que en el ocaso de su vida requiere de cuidados.
El hogar que la contrató la acogió como parte de la familia y al poco tiempo contactó a sus parientes en Cochabamba para contarles: “Hola, me remito a ustedes por primera vez para presentarme: soy Antonio. Hemos tenido en mi familia, la inmensa suerte de contratar a Lidia para el cuidado de mi madre”.
“Tan sólo hace 26 días que la conocemos y la verdad es que mi madre, mi esposa y yo estamos muy satisfechos del trato que nos dispensa su esposa. Quiero que sepa que para nosotros no se trata meramente de una relación laboral, en la cual su esposa realiza unas actividades y cobra por ello. Nosotros (mi esposa y yo) tenemos muy claro que su esposa es una más de nuestra familia, y así intentaremos transmitirle esta sensación”, prosigue el comentario plasmado en una carta.
“No puedo decirle más que elogios al buen hacer de su esposa. Intentaremos que aquí en la distancia de sus seres más queridos, hacerle lo más llevadera posible su separación física, ya que el recuerdo de ustedes es constante en las conversaciones que hemos tenido con ella”, finaliza el mensaje.
LUGARES DE RECREO
Los días de descanso son sagrados para los migrantes en Europa. Los parques son los lugares más visitados. Los bolivianos se reúnen para relatar sus experiencias y a veces pasarse la voz sobre una oferta laboral.
En cambio, en Italia la situación es distinta. Un buen número de migrantes mujeres que trabajan como internas en al cuidado de ancianos prefiere quedarse en casa.
Fracasos
Los sueños rotos tienen rostro de hombre. Los jóvenes son los que tienen más tropiezos y a menudo deben regresar con los bolsillos vacíos o conformarse con recuperar el capital invertido
Una migrante, viuda y madre de tres hijos, que entró a España como turista en 2006, volvió con las manos vacías y deudas antes de que se cumplan los tres meses de permanencia que le otorgaba el pasaporte. Fue en busca de mejores posibilidades motivada por las promesas de una amiga, que le habló de un trabajo.
Al llegar a Madrid, se encontró con que había perdido el empleo por llegar un día tarde. Al menos, eso fue lo que dijo la amiga,según contó el encargado de la Pastoral de Movilidad Humana del Arzobispado, Gualberto Ticona.
Tras recibir la mala noticia, recorrió Madrid en busca de trabajo, pero al cabo de una semana, no lo halló y se vio abrumada por las exigencias económicas de la amiga. A los siete días, le pidió que ayudara con el alquiler y la comida.
Después de un mes y de picotear en varios empleos poco remunerados, regresó a Bolivia, donde consiguió un empleo en el Gobierno. Pero cuenta que su salario sólo le alcanza para mantener a sus hijos y se siente agobiada por el futuro, por lo que no ceja en su plan de volver a España, pero con papeles y un trabajo seguro.
EFÍMERO
“El italiano es muy apegado a las leyes”
Wálter, migrante que regresó a Bolivia
A los 25 años, Wálter se animó a probar suerte en Italia. “Fue una decisión del momento apoyada en que mi madre ya estaba allá siete años”. Relata que al pisar suelo europeo, “el primer percance fue el idioma. El italiano es fácil de entender, pero difícil de hablar”. Los problemas se multiplicaron para buscar un empleo. Recordó que antes de irse tenía muchas posibilidades, pero al llegar nada era seguro.
“El italiano es muy apegado a sus normas. Por más que la multa sea mínima, no quieren infringir las leyes”, continúa explicando lo complicado que es hallar trabajo para los inmigrantes indocumentados.
Algunos albañiles tienen suerte y son empleados en las construcciones, pero con una remuneración inferior al de los jornaleros legales. En una hora pueden ganar cinco euros, pero son pocos los que se arriesgan a contratar ilegales, aunque saben que harán el trabajo duro.
Después de tres meses, volvió a Bolivia, en parte por insistencia de su madre, quien notó que la remuneración de Wálter como transportista era muy baja y resultaba lo mismo que esté en Bolivia.
Al retornar, emprendió otra lucha: recuperar el empleo que dejó. El migrante, que trabajaba en el Gobierno a cambio de un salario de 1.500 bolivianos, todavía no logra recobrar su puesto, debido a las barreras burocráticas y pese a que su lugar sigue vacante.
ADAPTACIÓN DIFÍCIL
Aunque la mayoría de los migrantes planifica su retorno, a los dos años de estar en Europa las familias que han logrado regularizar su estancia en Europa ven como un proyecto lejano regresar.
Dicen que lo más difícil es volver a adaptarse al modo de vida boliviano, sobre todo cuando en Europa prima la organización.
Las acciones pastorales buscan una ayuda digna para los migrantes
La pastoral apuesta por promover ayuda al migrante sin ilusiones, pero también ajustada a reglas de convivencia. Los sacerdotes que ayudan a los bolivianos no dudan en corregir a quienes intentan conformar una nueva familia en España y desentenderse de su hogar en Bolivia.

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