jueves, 20 de septiembre de 2007

Nada será lo mismo cuando vuelvan

CAMBIOS Para los niños que quedan solos, el bienestar económico no basta para ser felices, y los problemas que deben superar en soledad los marcarán para siempre

Por:Gisela Alcócer
Nicolasa aprende a leer en el programa “Yo sí puedo” para ayudar a su nieta, cuya madre se fue a España. Nicolasa hace ahora de madre. Rodolfo Goitia
Los bolivianos en España son el segundo grupo de latinoamericanos que envía la mayor cantidad de dinero a través de las remesas, pues, según informa el Banco Central español, la cantidad que los compatriotas mandan anualmente supera los 500 millones de dólares.
Según informaron en la Prefectura de Cochabamba, el monto que llega desde Europa al país es similar al 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) que se genera por toda la economía boliviana.
Sin embargo, el bienestar económico no siempre tiene resultados positivos en la realidad social, pues muchos niños que quedaron bajo el cuidado de sus familiares por la migración de sus padres, no encuentran en el dinero que reciben la solución a los problemas que tienen que afrontar en su nueva realidad.
Este abandono genera además nuevos problemas en la sociedad, pues se registró un incremento de los casos de delincuencia juvenil, violencia intrafamiliar contra los menores o casos de violación en los que familiares encargados de los pequeños, abusan sexualmente de ellos mientras reciben el dinero que sus padres envían desde Europa para mantenerlos.
La realidad social en Cochabamba ha empezado a cambiar por este fenómeno. Por la ausencia de los padres, muchos colegios han optado por suprimir algunas actividades tradicionales, como las celebraciones estudiantiles por el Día de la Madre o del Padre. Estas fiestas ya no se efectúan porque la mayoría de los niños está bajo el cuidado de otros familiares.
La migración entre las personas que quedaron en Bolivia también afectó a la vida de los abuelos, pues ellos deben asumir nuevos roles para cumplir el reto de criar a los nietos. Por este motivo, los responsables del programa de alfabetización "Yo sí puedo" en Cochabamba aseguraron que por lo menos el 30 por ciento de los adultos que quieren aprender a leer y escribir están fuera del rango etáreo establecido (es decir son mayores de 60 años), pero quieren alfabetizarse para apoyar a sus nietos en las tareas y por ese motivo el programa los admite y ayuda.
Por eso, después de conocer los testimonios de los familiares de los migrantes, quedó claro que lo que pierden por ir a España a ganar dinero no lo podrán recuperar jamás.
Al volver, los migrantes no encontrarán lo que dejaron al partir, pues no se puede hacer nada para evitar que la infancia de un hijo se acabe o que los años que transcurren por la vida de una abuela vayan haciéndola cada día más vieja o que el amor de pareja que se queda sin esperanzas no se acabe. Estas circunstancias, se las lleva el tiempo y jamás retornan. F
LOS QUE SE QUEDARON
Aprende a leer para ayudar a sus nietos
Josefina Fernández
Abuela
Nicolasa, la hija de Josefina, se fue a España hace dos años y sus cuatro hijos quedaron a su cuidado. Sus nietos son tres niñas y un varón, todos en edad escolar.
Mensualmente la madre envía desde Madrid 300 dólares, que sirven para que toda la familia se alimente y pague cuentas. Sin embargo, Josefina no deja de vender comida en La Cancha, pues el dinero de su hija no alcanza para todo.
Además de faltarles dinero, existen muchos otros problemas que los nietos de Josefina no pueden resolver sin la presencia de su madre y uno de ellos radica en el hecho de que ni Josefina ni su esposo Raúl saben leer y escribir, pues ambos llegaron a Cochabamba hace más de 30 años y, por la gran cantidad de trabajo que tenían cuando eran niños en su comunidad al norte de Potosí, no fueron a la escuela.
Ahora, pese a tener más de 60 años, ella y su esposo, acompañados por las dos niñas más pequeñas, asisten al programa de alfabetización "Yo sí puedo" y en menos de un mes más dejarán de ser iletrados.
Josefina cuenta que para hacer las tareas se sienta con todos sus nietos y así como ellos la ayudan con lo que no entiende, ella los ayuda con lo que puede.
Se casaron antes de que suba al avión
Roberto Pérez
Padre
Micaela vivió con Roberto tres años y en ese tiempo él no quiso casarse ni siquiera cuando quedó ella embarazada. Con mucha tristeza, Roberto ahora admite que el último año que pasaron juntos, mientras ella estaba embarazada, él tuvo una aventura que su pareja descubrió antes de que naciera la niña. Eso la ayudó a decidir a viajar a España y dejar a la niña de tres meses con él.
Roberto cuenta que antes de que ella al avión, la llevó al Registro Civil y después de convencerla, les pidió a dos personas que hacían cola que sean sus testigos para sacar certificados de nacimiento y así se casaron. Dos días después, ella se fue a Madrid y hace un año que no la ha vuelto a ver, aunque cada mes recibe 250 dólares que ella manda para la niña.
Él es chofer y dice que junto a su hija viven con lo que gana. Trabaja todo el día y deja a su pequeña al cuidado de su suegra. La recoge en las noches y se la lleva a su casa. Asegura que todo el dinero que recibe de su esposa desde España lo está ahorrando para comprar una casa para la niña. "Allí viviremos como una familia si algún día ella vuelve", dice.
Su único hermano la ayuda desde lejos
Karina Montoya
Hermana
Karina tiene 20 años y desde que tenía 16 vivía bajo el cuidado de su hermano, dos años mayor que ella. Hace cuatro años, su madre murió y dos años después ella se embarazó y es madre soltera.
Con la llegada del bebé, el dinero que ella y su hermano Óscar ganaban trabajando como empleados de una empresa de limpieza empezó a escasear. Por eso, él decidió irse a España con sus amigos y enviar dinero para que a su sobrino no le falte nada.
Karina recuerda que antes de irse, su hermano le prometió que el niño tendrá todo en la vida y que incluso estudiará en un colegio particular.
Se fue hace medio año y cada mes le envía 200 dólares, con lo que al niño ya no le falta nada, aunque ella ya no trabaja y ahora estudia secretariado para cumplir el trato que hizo con su hermano antes del viaje.
Pese al bienestar económico con el que ahora cuentan, Karina asegura que se siente muy triste y muy sola, pues le da pena todo el sacrificio que su hermano tiene que hacer por el bien del bebé. Cuenta que en Barcelona, su hermano estuvo enfermo por más de un mes y no tenía a nadie que lo cuide.
Su madre tiene otro hijo en España
Melina Tapia
Hija
María se fue a Madrid hace tres años y dejó a sus cuatro hijos solos en Cochabamba. Trabajaba cuidando a una pareja de ancianos y con lo que ganaba logró terminar una casa de tres pisos y cinco cuartos que tiene en Cochabamba.
Dejó a sus niños al cuidado de una de sus hermanas, pero después de seis meses, las cosas no resultaron bien porque sus niños se pusieron rebeldes. La hija mayor, Melina, que en esa época tenía 14 años, se encargó de controlar la situación y administrar el dinero que su madre les enviaba aunque nunca faltaron los problemas con sus hermanos menores, que incluso abandonaron su hogar para irse a vivir con sus tíos preferidos y luego volvieron por el excesivo control al que los sometían.
Melina cuenta que después de dos años en España, su madre conoció a un español del que se enamoró y con el cual se casó hace menos de dos meses, luego de tener a un bebé al que Melina todavía no conoce. Aunque su madre le prometió que nunca los abandonará, ella piensa que jamás volverá a Bolivia porque en Madrid reconstruyó su vida.
Su marido tiene otra vida lejos de casa
Antonia Beltrán
Esposa
El 19 de febrero de 2006, Raúl se fue de Cochabamba para trabajar en España. Tomó un barco y pasó malos momentos, pero al llegar a Europa consiguió trabajo casi de inmediato, pues es un buen albañil.
Antonia, su esposa, recuerda que los últimos meses que él estaba en Bolivia tenían muchos problemas como pareja, pues ella quedó embarazada por cuarta vez y la plata dejó de alcanzar en su casa. Ése fue el motivo por el cual su marido decidió buscar un mejor futuro para su familia trabajando en otro país.
Sin embargo, al mes de haberse ido, una mujer contestó el teléfono de Raúl cuando Antonia llamó para saber cómo estaba. Después de mucha discusión, él terminó admitiendo que tiene otra relación.
"Nuestra situación no ha mejorado nada porque la plata que nos manda es lo mismo que él ganaba cuando vivía aquí", dice Antonia tras explicar que cada mes recibe 180 dólares. Además, no la deja trabajar, pues asegura que si lo hace dejará de enviarle dinero.
"Una vez me envió 80 dólares más porque a mi hijo le picó una viuda negra", recuerda.
Análisis
"Somos más que un estómago"
María Isabel Peñaloza,
Directora de DNI
La directora Nacional de Defensa del Niño Internacional (DNI), María Isabel Peñaloza, asegura que para los niños no es suficiente tener una cómoda situación económica, pues necesitan el cariño y la protección de sus padres para poder salir adelante en la vida.
"Las personas no somos sólo un estómago. También somos sentimientos y los papás que migran para ganar dinero en España deberían tener más en cuenta este aspecto y no olvidarlo", dijo Peñaloza.
La responsable del DNI explica que los niños que crecen lejos de sus padres tienen problemas en el futuro, pues la separación que produce la migración en nuestra sociedad inevitablemente causa una ruptura de tipo filial entre los niños y sus progenitores, que afecta al desarrollo integral del pequeño y a la relación entre padres e hijos. Éstos no sentirán lo mismo por sus padres si ellos están ausentes de su vida.
"Cualquier tipo de amor, incluso el de padres e hijos, se debe construir día a día y con la presencia de uno junto al otro", explica Peñaloza.
Además, la experta asegura que el dinero no paga a los niños lo que ellos sufren en soledad, razón por la cual los pequeños no entienden ahora ni van a justificar en el futuro el abandono del cual son víctimas.
Peñaloza agrega que éste no es un fenómeno nuevo en la sociedad cochabambina, pues siempre ocurrió que los padres se alejan de sus hijos por diferentes razones. Durante estos últimos años, esta problemática se hizo más notoria, por lo que es necesario que el Estado asuma su responsabilidad frente a esta temática y empiece a buscar una solución de fondo, que pueda frenar la necesidad de muchos bolivianos de migrar para poder conseguir dinero.
Además la Directora del DNI sostiene que es necesario que la sociedad empiece a solidarizarse con la realidad de los niños que quedaron solos, para controlar que los familiares que los están cuidando, realmente velen por su bienestar y no solo los tengan bajo su techo para administrar los recursos que sus padres envían.

No hay comentarios: