domingo, 7 de octubre de 2007

El Consulado recibe cada día al menos un caso de maltrato EXPLOTACIÓN

• Los niños trabajan bajo amenazas y con castigos físicos.
El Consulado de Bolivia en Argentina, cuyas oficinas están en Buenos Aires, recibe cada día al menos una denuncia de explotación laboral a niños bolivianos, que son obligados a trabajar bajo amenazas y castigos físicos llegando incluso a denunciarse torturas y violaciones.
“Todas las denuncias tienen las mismas características, de niños que fueron obligados a trabajar, que sufren golpes y algunos incluso son violados. A veces tenemos, por día, dos denuncias, pero por lo menos nos llega una”, señaló Doris Gonzáles, cónsul Adjunta de Bolivia en ese país.
La autoridad diplomática sostuvo también que con frecuencia llegan a ese país padres de familia en busca de sus hijos, los cuales salieron de Bolivia, acompañados por sus madres, sin que ellos hayan autorizado el viaje.
“Al mes tenemos entre tres o cuatro denuncias con esas características, de que las madres se traen desde Bolivia hasta acá (Argentina) a sus hijos, sin autorización de los padres”.
En todo caso, precisó que la mayoría de los casos de explotación infantil que atiende el Consulado tiene que ver con niños que salen de Bolivia, con autorización de sus padres, pero bajo la tutela de algún familiar o conocido que les promete educar al pequeño en ese país.
“Cuando llegan acá, lo último que hacen los menores es estudiar, sino que trabajan en verdulerías o talleres de costura”, dijo.
Algunos trabajan, como en el caso de las verdulerías, más de 17 horas continuas, pues la jornada es de 5.00 a 22.00.
Contó que las personas que introducen a los menores de edad a ese país presentan autorizaciones con el sello de visita familiar o de turista.
Según la representante diplomática, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) coopera en la búsqueda de los padres y en la repatriación de los infantes a Bolivia.
“Casi todas las denuncias que recibimos son intervenidas por la OIM, que nos ayuda a contactarnos con las defensorías de cada departamento y ubicar a los padres”, señaló Gonzáles.
La mayoría de los niños que son llevados a ese país a trabajar provienen de Cochabamba, La Paz, Chuquisaca y Potosí, “de Santa Cruz tenemos muy poca gente aunque siempre llegan”.
Gonzáles comentó que los días lunes y viernes se produce un “fenómeno porque tenemos entre 400 a 500 personas que llegan a la oficina desde la mañana”.
Precisó que sin lugar a dudas la mayoría “viene a hacer trámites de radicación, pero también recibimos denuncias, que en algunos casos no podemos tomarlas porque no hay datos concretos sobre la explotación de menores de edad”.
Cuatro niñas fueron sometidas a maltratos y ultrajes
Tenía sólo 10 años y trabajaba más de 15 horas al díaKATYA, vendía verduras en un mercado de Buenos Aires, Argentina.
Katya, una niña de 10 años que nació en Cochabamba, trabajaba más de 15 horas al día en una verdulería de Buenos Aires. Sus padres la enviaron a ese país con la promesa de que estudiaría y que tendría mejores oportunidades de vida.Doris Gonzáles, cónsul Adjunta de Bolivia en Argentina, relató que una mujer boliviana denunció que Katya no asistía a la escuela, trabajaba más de 15 horas y que era golpeada por su empleadora que también es de Bolivia. “Acá en Buenos Aires el trabajo en una verdulería es desde las 5.00 hasta las 22.00 y la niña no estaba acostumbrada, no iba a clases, recibía maltratos, incluso golpes de parte de su empleadora y de sus familiares”.
Contó que ante esta situación, la niña huyó y fue rescatada por una mujer que la llevó hasta las oficinas del Consulado. “Dimos parte a la Organización Internacional para las Migraciones porque era un caso de trata de personas. Se hicieron las intervenciones respectivas con la Defensoría de Cochabamba y se dio con el paradero de la familia. La menor regresó a Cochabamba”
Una niña de ocho años cuidaba a otros pequeñosANA, se fue a la Argentina a estudiar, pero cuidaba a otros niños para poder comer y dormir.
Con sólo ocho años, Ana fue llevada a Argentina para ser la niñera de sus primos, pese a que sus padres que vivían en malas condiciones en Bolivia pensaban que su hija menor se dedicaría a estudiar.
Los padres le dieron la autorización del viaje con la esperanza de que asistiría a la escuela. Fue la hermana de su madre, junto a su esposo e hijos, los que la llevaron. “La familia la trajo para cooperar a los padres de Ana, porque tenían necesidades. Ana nunca estudió, se dedicaba a cuidar a los hijos de sus tíos. Un día, la niña tuvo dolores estomacales, le detectaron una infección por lo que la tuvieron que intervenir. Nadie la vio en el hospital, nunca supimos como llegó allí”, dijo Doris Gonzáles, cónsul Adjunto de Bolivia en Buenos Aires, Argentina.
Ana trabajó durante tres meses, dormía poco, comía poco y a diferencia de los niños de su edad debía cuidar a otros pequeños.“Una vez hecha la denuncia, se ubicó a sus padres que eran de La Paz. Su papá llegó desde La Paz hasta acá (Argentina) para recogerla”, señaló la diplomática.
La pequeña Iris fue ultrajada por alguien próximoIRIS, la niña no sabía que uno de sus familiares la iba a lastimar.
Iris fue internada en el Hospital Fernández en un estado crítico. La niña de tan sólo seis años de edad fue violada por un miembro de su familia.“En este caso el violador era un familiar o un conocido muy cercano de ellos (la familia) que vivía en el lugar donde trabajaban, que era un taller de costura. El Hospital hizo la denuncia respectiva, nosotros queríamos seguir el caso pero los padres no hablaban”, afirmó Doris Gonzáles, cónsul Adjunto de Bolivia en Argentina. “La asistencia social del Hospital Fernández nos llamó para hacer la denuncia, pero hasta la fecha nadie sabe con precisión quién la abusó”.
Iris vivía con sus papás y sus tíos. Cuando las autoridades del Consulado citaron a sus padres para investigar sobre el ultraje del que había sido víctima su hija, nadie dijo nada. Cierto día, personal del hospital llamó al Consulado para informar que la niña, con fuertes traumas y con secuelas físicas de una violación, fue raptada del nosocomio.
Cecilia tenía quemaduras en el cuerpoCECILIA, fue contratada para levantar cajas de alimentos y trabajar todo el día.
Cecilia, una adolescente de 16 años de edad, llegó a Argentina, como muchos, con la intención de continuar con sus estudios, pues en Bolivia no tenía las condiciones para hacerlo.
Una mujer la empleó para trabajar en una verdulería con la intención de que se ocupe de cargar las cajas llenas de alimentos, que eran pesadas.Cecilia, al oponerse a ese trabajo, fue sometida a golpes, maltratos e incluso quemaduras que le produjeron en el cuerpo.
“Cecilia se escapó de sus empleadores y vino a buscar ayuda a las oficinas del Consulado. Acá nosotros tratamos de darle protección y buscamos a sus familiares”, contó la cónsul Adjunto, de Bolivia en Buenos Aires, Argentina, Doris Gonzáles.Cecilia se reencontró en Argentina con su hermano mayor, quien, según Gonzáles, se hizo cargo de ella, garantizándole educación y cuidados. (la razon 7/10/07)

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